lunes, 29 de junio de 2020

La Casa de Carlota. Talentos diferentes. Nada más. Y nada menos

Hace ya unos años de aquel día. El salón de actos del colegio Sagrado Corazón de Chamartín no rebosaba de alumnos y padres embelesados ante un emotivo concierto o una representación teatral, de esas que hacen reír a los alumnos y llorar a los padres (especialmente cuando aparecen en el escenario los niños ‘de integración’). Ese miércoles, 10:30 de la mañana, los que estaban convocados eran representantes de la prensa, y también tuvieron su buena dosis de risa, llanto y emoción a partes iguales. Los culpables, unos peces que no se mojan y una docena de niños que, simplemente, quieren reordenar el mundo.

Carlos (Charly), 12 años, sube al escenario. Se nota que tiene tablas. Golpea el micrófono que hay sobre el atril del presentador: “¿Se oye? ¡Okey! Hola, me llamo Carlos; estoy aquí porque me han pedido… ¿hola, se oye?... que haga esta presentación. Me cuesta un poco hablar. Pero espero hacerlo bien. Vengo representando a mis compañeros, un grupo de niños y niñas que hemos hecho una peli de dibujos animados, que hoy os vamos a presentar a todos –Charly respira y prosigue-: Para que la peli quede bien nos han ayudado personas mayores, niños y mucha gente, algunos de ellos famosos. Hemos estado dos años –recoloca el micro- para acabarla, al salir del cole… ¿Sigo? Es que me he perdido… -sí, sí, sigue- …del cole. La verdad es que nos lo hemos pasado muy bien”. Charly mira al público y sonríe, espontáneo y orgulloso, mientras recibe una lluvia de aplausos y algún ¡guapo! desde las primeras filas.

Charly, presentador y actor, es uno de los seis niños con síndrome de Down que, junto a otros seis compañeros sin síndrome de Down, han protagonizado un bonito proyecto educativo ideado por El mundo al revés para la Fundación Invest for Children, que nació con el sugerente nombre de “Los peces no se mojan” y que, después de dos años de intenso y divertido trabajo, ve por fin la luz. Se trata del primer corto de animación creado por niños con y sin discapacidad que llegará a colegios de toda España para sensibilizar y mejorar la integración de los alumnos con síndrome de Down en el entorno escolar. Una asignatura todavía pendiente en la mayoría de centros de nuestro país.


Ellos, los doce niños y niñas, han ejercido de guionistas, ilustradores, compositores y cantantes en la película; como auténticos expertos, han dibujado a cada uno de los personajes, les han dado nombre y personalidad y les han metido en una historia tan desbordante de talento e imaginación (a ratos surrealista) como de sentido común: “Un día, al tifón Florencio le dio por soplar y soplar y soplar, cambió los ríos de país, los países de continente, los monumentos de ciudad y los seres humanos de lugar de residencia. Los amigos se separaron y las familias se perdieron; el tifón Florencio desordenó todo el planeta”. Será misión de los protagonistas volver a ordenar el mundo, trabajando en equipo a pesar de sus diferencias, o gracias a ellas; cada uno con sus habilidades y capacidades, con su sentido de la solidaridad y su espíritu de integración; y con cantidades ingentes de sentido del humor.

“Ha sido muy interesante porque he convivido con niños diferentes y a la vez nos lo hemos pasado muy bien” dice Laura, una de las creativas. “Lo que más me ha gustado ha sido inventarme a Carlitos Concho, que se llama Carlos como yo y Concho como mi tía Concha”, confiesa Carlos, otro de los peces. Martina y Alessandra sólo se preguntaban cuándo volverían a reunirse los peces y Sergi, aparte de la excursión a Port Aventura, su mejor recuerdo es haber escuchado una canción de Michael Jackson con su compañera Martina. A Elena sólo le da un poco de vergüenza que el personaje de Gracia, que se llama como su madre, se tire pedos tan fuertes. Para Paula, Albert y Noel ha sido una experiencia increíble haber hecho tan buenos amigos, y haber descubierto que “los niños con Síndrome de Down también pueden relacionarse y hacer cosas como nosotros”. Nuria va más allá, incluso: haber dibujado con niños con los que normalmente no se relacionaría le ha permitido descubrir un nuevo mundo.


Este es el único objetivo de “Los peces no se mojan”. Ayudar a los niños, a sus padres y a los profesores a entender que el síndrome de Down no es una enfermedad, sino un trastorno genético que no impide desarrollar una vida normal, rica en experiencias. Que no son personas discapacitadas, sino simplemente con capacidades y talentos diferentes. Como todos. El problema es que desde nuestra propia limitación queremos hacer a los otros inferiores; pero ¿a cuántos se nos habría ocurrido una historia tan original, desinhibida y coherente? ¿Y una canción tan pegadiza y genial como el “Dumbadú”? ¿Y cuántos podríamos ordenar el mundo en 6 minutos?

Esta extraordinaria aventura ha tenido un final feliz gracias a la colaboración desinteresada de mucha gente, desde famosos como Martina Klein, Manel Fuentes, Pedro Gª Aguado o Carme Barceló, hasta estudios de sonido y animación, agencias de publicidad (Havas Media, padres del proyecto), organizaciones como Down España, Además Proyectos SolidariosFundación Alain Afflelou, o un extraordinario equipo de voluntarios y colaboradores, encabezados por José María Batalla y Marta Gracia (El mundo al revés). Juntos han realizado este corto único en el mundo y han documentado su proceso de creación en una película que recorrerá los colegios de España -y alguna televisión- para hacernos llegar un maravilloso ejemplo de integración y normalidad; y el mensaje de que debemos apreciar la dimensión humana de las personas con discapacidad y no su condición de ‘personas discapacitadas’. ¿Seremos capaces?



«Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido». Lo dijo Albert Einstein, que además de genio era una fuente inagotable de sentido común.



Los (geniales) personajes

· Josemille Bongiorno: Vive en Italia, estudia para ser maestra y lleva gafas.
· Gracia: Es modelo, le gusta el hiphop, siempre está feliz y a pesar de ser muy pija se tira pedos.
· Carlitos Concho: Arqueólogo que vive en el Everest de Japón y se sabe el Google de memoria.
· Miriam: Es un papagayo hembra, rey de los ángeles, por eso vive en una nube en el cielo, sobre Tarragona.
· María: Es una reina y le gusta bailar y cantar, vive en un palacio de Barcelona en América.
· Arnaugreta: Es un payaso, rey de la China y actualmente vive en Hawai.





La Casa de Carlota & Friends


Hoy, ese espíritu sigue vivo -y muy activo- en el nuevo proyecto de José María Batalla: La Casa de Carlota & Friends


Un estudio de diseño diferente. Creativo, innovador y sorprendente como pocos. Transgresor. Incluso revolucionario. La clave de tanto adjetivo impactante es la INTEGRACIÓN. Así, con mayúsculas. Porque en esta casa trabajan creativos con síndrome de Down y autismo, que aportan una frescura, una pureza y una libertad expresiva que ya quisieran muchos grandes creativos y diseñadores gráficos de pro. 

Pero cuidado, avisa José María Batalla, padre de la idea: aquí no trabaja nadie porque tenga un cromosoma de más o de menos; aquí trabaja el que vale, el que aporta, el que marca diferencias. No contratan a los diseñadores por sus discapacidades, sino por sus capacidades diferentes. Es el sueño de cualquier director creativo: lateral thinking pero de verdad. El equipo también suma a jóvenes estudiantes de escuelas de diseño, profesionales provenientes del mundo del arte, el diseño y la creatividad, además de «una holandesa, otro que va en bici y un vegetariano». Una inusual y extraordinaria combinación de talentos que es también una verdadera lección de inclusión y de sentido común. Que, en el fondo, viene a ser lo mismo.










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