miércoles, 6 de octubre de 2021

Nebraska. La joven promesa del rock en español


 

Hace poco más de un año sacaron su primer álbum, tutelados por el sello Subterfuge y producidos por Nacho Mur, guitarrista de La M.O.D.A. Ahora están a punto de publicar nuevo material, después del año pandémico y el parón involuntario. Cultura musical, canciones que enganchan, armonías vocales y un directo fresco, contundente y divertido son sus señas de identidad. Un grupo joven, con mucho camino por delante. Pero si vamos más allá de la música, podríamos considerar a Nebraska como una pequeña empresa. Una start up en toda regla, llena de ilusiones, de pasión y de dedicación plena. Donde cada cual tiene su función también fuera del escenario. Y donde se respira la misma profesionalidad que en cualquier otro sector. Solo que este es más divertido.

«Me siento tan afortunado por haber pertenecido a un grupo que era una auténtica banda. No se trataba de un cantante y guitarrista con algunos tipos detrás (…) Algunas bandas de hoy tienen la experiencia de trabajar realmente juntas y perfeccionar su oficio. Otras bandas son muy parecidas a: "Me acabo de comprar una guitarra por Navidad, vamos a montar un grupo". Y realmente puedes escuchar la diferencia». El dueño de estas palabras es Robbie Robertson, que sabe mucho del oficio de la música y formó parte de una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos. En efecto, The Band no se componía de una estrella visible acompañada por unos músicos profesionales (salvo en tiempos de Dylan); ahí cantaban casi todos, componían casi todos y todos aportaban sus raíces, sus influencias, su talento y el dominio absoluto de sus instrumentos. Realmente eran La Banda.

 

De Toronto a Nebraska

La mención de los canadienses viene al caso en esta historia por dos razones: una, porque la música de Robbie, Levon y compañía –y de toda esa época irrepetible- es sin duda un referente para esta joven banda de nombre claramente reivindicativo. Y dos, porque –salvando las distancias- Nebraska es un grupo muy similar a The Band: se nutre de talentos diversos y sin protagonismos; aquí todos aportan por igual, cada cual en su terreno. Y, desde luego, no son fruto de un fortuito regalo navideño. Son fruto de la vocación temprana y de una cultura musical envidiable; son fruto del trabajo duro, de horas y horas y horas en el local de ensayo; son fruto de su pasión sin fisuras por la Música y de esa bendita ilusión de la juventud; y de una sorprendente madurez para unos chicos, y chica, que no pasan de los veintitrés años.

 


Cuando Willie conoció a Cati

Willie (guitarra y voz), Luis (bajo y voz) y Rubio (guitarra) se conocían del colegio. A Los 16 años montaron una banda de versiones en la que tocaban la música que les gustaba, sin más complicaciones (Fito, Pereza, 84, Los Secretos, ACDC…). Eso duró lo mismo que el colegio. Fue cuando Willy decidió que quizá era el momento de componer algo propio. Por probar. Por no dejar la música, en realidad. Escribió una canción en inglés y la grabó con Rubio. Nada más escucharla se dieron cuenta de que necesitaban una voz femenina. Si a Fleetwood Mac le quedaba tan bien, por qué no a ellos. Cosas del destino, Willy conoció a Cati una noche y empezaron a hablar de música. Dylan, Nirvana, Beach Boys, Eagles, The Band y otros argumentos de peso salieron en la conversación. Un flechazo musical en toda regla, como cuando Keith conoció a Mick en aquella estación, cargado de discos de blues. Cati, además de rubia como Kurt Kovain (otro argumento), y con una voz impresionante, tenía gustos musicales más que interesantes: es devota de Stevie Nicks, y también muy fan de CRAG y Solera (desde bebé cantaba Discípulo de Merlín) y de los Beach Boys (esas armonías vocales la vuelven loca). El fichaje fue instantáneo.

 

Eres lo que te emociona

Y es que, más allá del “eres lo que escuchas” que proclama Radio 3, a estos jóvenes melómanos lo que les va es el “eres lo que te emociona”. La música que les apasiona de verdad. A pesar de su juventud, la cultura musical de los miembros de Nebraska es de una calidad realmente encomiable. Y, como en el caso de The Band, de un eclecticismo muy enriquecedor. Aparte de los ya mencionados, entre sus mitos/influencias/referentes hay nombres como Wilco, Beatles, Strokes, Kooks, Foo Fighters, Munford and Sons, Springsteen, CSNY, la Velvet... Y mucho rock patrio también, una lista encabezada por Fito, al que siguen La M.O.D.A., Club del Río, Leiva, 84, McEnroe o Los Zigarros. Y cientos más. Es más importante escuchar que escribir, dice Willie.

Y también escuchar tu propia vocación. A unos les viene de familia, como en el caso de Willie: su abuelo paterno, gran amante del jazz, fue alumno del mítico pianista neoyorkino Joshua Edelmann… quien también dio clases de piano a Willie, con solo 12 años; y sus tíos maternos forman parte de dos bandas referentes,  como Los Zodiacs y McEnroe. Rubio quería tocar la batería, pero acabó con una guitarra entre los dedos. Luis empezó con la guitarra en el colegio, pasó por la batería y, cuando la banda fichó a Cuesta, pedazo de batera, acabó en el bajo. Cati se pegó en el cole a su amiga Vera, una artista vocacional con quien empezó a descubrir música, a tocar, a cantar, a enredar con las voces y las armonías… algo que hoy es una de las claves que definen a Nebraska.

 



De la birra a la kettle

Una vez conformada la banda (Willie, Luis, Cati, Rubio y Cuesta) empezaron a tocar sin mayor pretensión que hacer música; pero la cosa fue creciendo casi sin darse cuenta. De repente, la prioridad era Nebraska, las canciones, los ensayos. Las copas y los estudios pasaron a un segundo plano. La idea, que la universidad les deje el tiempo que necesitan para tocar y ensayar. Y además, poniendo cada uno sus conocimientos al servicio de la banda (ya sea Derecho, Empresariales, Publicidad, Diseño Gráfico, Marketing…). Habilidades que también han sabido complementar perfectamente. Como en cualquier empresa.

Y es que, en realidad, es lo que son: una start up que requiere toda la pasión, la ilusión y la dedicación. Una empresa musical en la que los cinco se compenetran y complementan en ambos sentidos. Todo su tiempo de ocio –y parte del universitario- lo dedican a la banda, que hoy por hoy es su trabajo. Ya ni siquiera hay cervezas en los ensayos, ahora tienen una kettle y beben té. La prueba indiscutible de que están en “modo profesional”.


La M.O.D.A., Subterguge y The Galileo Connection

En pocos meses, Nebraska se convirtió en una banda sólida, con personalidad y temas propios, que coleccionaba sold outs. Y entonces llegó Nacho Mur. El guitarrista de La M.O.D.A. (y productor por vocación) contactó con ellos a través de uno de los socios de la mítica sala madrileña Galileo Galilei y una amiga de Nacho, Mäbú. Le pasaron un par de maquetas y se interesó vivamente por ellos. Quedaron en el local de ensayo y le mostraron todo su potencial. Para Mur fue un descubrimiento y decidió producirles su primer disco. De hecho, no descartó ninguno de los 12 temas que Nebraska había pre-seleccionado.

El contacto con el sello Subterfuge también tuvo lugar en Galileo. En este caso, por recomendación de los tíos de Willie, integrantes de McEnroe (una de las bandas de cabecera del sello independiente). El momento mágico, un bolo en pleno agosto de 2018, al que acudió Carlos Galán… y una pléyade de fans que llenaron la sala y no pararon de corear sus temas. Carlos quedó tan convencido que citó a Nebraska en las oficinas de la discográfica. Tras meses de intenso trabajo y grandes profesionales a los mandos, salió su primer álbum, “Las aventuras de todas partes”, que presentaron hace unas semanas en el Círculo de Bellas Artes… con sold out y más de 500 fans coreando cada tema. 



 

La aventura no ha hecho más que empezar

Un sonido fresco, enérgico y muy personal, que ha bebido en las fuentes de lo mejor del rock y el folk; unas letras que saben contar historias a su generación desde el lado positivo de la vida; un directo potente y divertido, que engancha mágicamente a sus groupies (y a quien venga); carisma, juventud y pasión a raudales; un maestro en la producción, que ha conectado maravillosamente con el grupo y su música; un sello que sabe apostar y confiar y respetar y apoyar y ver todo el potencial de una banda emergente; y cinco músicos, cinco amigos, cinco aventureros decididos a forjar una carrera sólida y seria en el tormentoso mundo de la música. Eso es Nebraska. Una banda joven e ilusionada que va a por todas, que está encontrando su sitio en esta nueva era dorada del rock en español. Y que lo tiene todo para codearse con los mejores.

El futuro está aún por escribirse (por componerse). Pero los sueños siguen ahí. Intactos. Y, puestos a soñar, hoy por hoy sueñan con compartir escenario con algunos de sus mitos. La M.O.D.A., Leiva, Club del Río… Y, puestos a soñar más alto, con Fito. Tiempo al tiempo.  


«Encontrar una nueva estrella en el cielo es realmente difícil», reconoce Robbie Robertson. Pues esta estrella de cinco puntas ya está empezando a brillar con fuerza.