Lo que ayer vivimos en el Wanda Metropolitano
no fue un milagro, como señalan algunos, ni un canto del cisne moribundo, como
desearían los más agoreros. Ni siquiera fue una sorpresa, al menos para la
mayoría. Fue la constatación –otra más- de algo que ya sabíamos: que los Rolling
Stones son la banda de rock más grande de todos los tiempos. No solo
por su longevidad, que también, sino porque sesenta años después de su
nacimiento siguen tan frescos, tan potentes, tan intensos, tan divertidos como
hace seis décadas, como hace tres o como hace una. Anoche lo pudimos vivir y
sentir en el Wanda más de 50.000
afortunadas almas totalmente entregadas a la causa.
Vimos y sentimos la fuerza incendiaria de
unos septuagenarios (Mick, 79; Keith, 78; Ronnie, 75 cumplidos ayer mismo;
Charlie habría celebrado 81 en agosto) que
siguen tocando, vibrando y brincando como unos treintañeros. Sonando de
manera pletórica, inmensa, como solo ellos saben y pueden hacerlo. Puro rock ‘n
roll, puro rythm & blues, pura magia.
Los que allí estuvimos anoche lo vivimos en directo. Y sabemos
perfectamente lo que vivimos. Que nadie trate de explicarnos qué, cómo o por
qué. No hay explicación. Salvo que son los más grandes en lo suyo. Como Nadal.
Como el Madrid. It’s only rock ando roll,
but I like it.
Ayer, 1 de junio de 2022, The Rolling Stones
nos regalaron un concierto de más de dos horas repletas de minutos gloriosos.
Aparte del momentazo “happy birthday” dedicado a Ronnie Wood, los 12 minutos de
Midnight Rambler, el careo
Jagger-corista de Gimme Shelter, o
el final apoteósico encadenando Start Me
Up, Paint It Black, Sympathy For The Devil, Jumpin’ Jack Flash
y Satisfaction, yo me quedo con ese Out
Of Time, un tema mítico de 1966 que tocaron ayer, en Madrid, por primera
vez en concierto. El mensaje queda claro: después de 60 años en la carretera, no estamos fuera de tiempo ni fuera de
ritmo ni fuera de onda. Somos los Stones. Y seguimos siendo los putos amos.
Y ya que estamos, porque me cuesta parar aquí
(estoy escuchando Sticky Fingers
mientras escribo), voy a atreverme a resumir en diez puntos las claves de esta
afirmación tan contundente.
1. Por empezar por lo más vistoso. Mick Jagger sigue siendo tan sexy,
irreverente, provocador, carismático y energético como siempre. Un influencer en toda regla. Por eso le
seguimos amando con pasión.
2. La banda ha sabido gestionar los egos con inteligencia y equilibrio desde sus inicios.
Algo nada fácil en este mundo del show business (que pregunten a los Beatles y
a tantos otros).
3. Los líderes de esta empresa llamada The
Rolling Stones han sabido también arroparse siempre por un equipo solvente, perfecto, extraordinario. Captación y retención
de talento realizado con sabiduría y
acierto. Ayer, especial mención a Darryl
Jones (bajo), Chuck Leavell
(piano) y Steve Jordan (batería, 65
años) que, simplemente, se salieron.
4. La banda ha sabido mantener intacto el poder de su marca durante 60 años. The Rolling
Stones TM conserva toda su fuerza, su reputación y su autoridad frente a todas
las marcas de la competencia. Y seguirá incluso cuando ellos ya no estén sobre
el escenario.
5. Es una marca -y un producto- que trasciende las generaciones. Una
historia que empieza en abril de 1962 y que hoy, junio de 2022, sigue
movilizando a millones de personas y llenando estadios por todo el mundo. Se
han mantenido actuales conservando sus
raíces, sacando material nuevo regularmente y llegando con fuerza a nuevos
públicos. Mucho trabajo detrás.
6. Siguen
dando espectáculo, que es lo que su público demanda. Entregándose en los
directos con eléctrica intensidad y sin limitarse a vivir del legado.
Inconformistas, perfeccionistas, generosos (el concierto de anoche duró cerca
de 2 horas y media) y honestos como
pocos, de ayer o de hoy.
7. Tienen una complicidad con su público muy especial, muy verdadera y palpable.
Conexión total. Saben cómo hacerlo y los fans responden con entusiasmo y
gratitud. Mick habla con el público, introduce cada canción, les hace
partícipes; Keith agradece emocionado
el cariño demostrado en sus dos
temas en solitario; Ronnie está feliz como un niño con el Happy Birthday coreado por 50.000 gargantas más o menos afinadas…
8. Orgullo
de pertenencia: jamás he visto en un concierto tal cantidad de camisetas de
los protagonistas. Camisetas viejas, ajadas, descoloridas, de otras giras, de
otras décadas, recién compradas… Todos querían reivindicar con orgullo su fervor
por los Stones.
9. Mantener
viva la pasión durante 60 años está al alcance de muy pocos, en cualquier
profesión. Pero ellos siguen disfrutando de su trabajo, de su compromiso con la
marca y con el público, con el mismo entusiasmo, con la misma profesionalidad,
con la misma pasión que hace seis décadas. Ayer lo volvieron a demostrar con
una clase magistral de lo que es amar lo
que haces.
10. Esta te la dejo a ti: ¿cuál crees que es el secreto de los Rolling
Stones para mantener viva la llama
después de 60 años? Y a una edad en la que la mayoría llevaríamos jubilados
10 o 15 años. Cuéntamelo en los comentarios. Gracias J
PD. El concierto en el Wanda fue perfecto.
Solo un pequeño pero: eché mucho de menos algunos de mis clásicos, como Dead
Flowers, Angie, Ruby Tuesday o Sweet Virginia. Pero, claro, you can’t always
get what you want…
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