Cuando hace seis años María
Franco, Carolina Barrantes y Pilar
Cánovas inauguraron el primer congreso de Lo Que De Verdad Importa (una hazaña fruto de meses de duro trabajo
e inagotables dosis de ilusión) no podían imaginar siquiera en qué se iba a
convertir su ‘criatura’. La idea era maravillosamente simple, e inédita: hacer
llegar a los jóvenes testimonios vivos y reales de personas vivas y reales,
contadas en primera persona y en riguroso directo, y con una potente carga de
profundidad en valores. Impactantes lecciones de vida –de amor, sacrificio,
superación, esfuerzo, optimismo…- que sacudieran sus mentes con fuerza, hondura
y clara voluntad de permanencia. Hoy, esa fiesta emocional cumple seis años
sacudiendo a miles de jóvenes de toda España, y ahora también de Latinoamérica,
a través de las valiosas experiencias de seres humanos extraordinarios, que han
descubierto lo que de verdad importa en la vida. Y cuya sana voluntad es
ayudarnos a los demás a descubrirlo.
Los últimos, por ahora,
este pasado viernes en el Palacio de Congresos de Madrid: la complicidad
extraordinaria y generosa de Philippe
Pozo di Borgo y su “diablo de la guarda”, Abdel Sellou, los verdaderos protagonistas de la película
Intocable; y la brutal lección de fortaleza y amor de Anne-Dauphine Julliand y su marido Loïc, que perdieron a su hija Thäis
a los “tres años y tres cuartos” por una cruel enfermedad degenerativa, pero
decidieron llenar sus días de vida, ya que no podían llenar su vida de días. Lo
mismo que con su segunda hija, Azylis,
que padece la misma enfermedad congénita y a la que Anne-Dauphine se negó a
abortar; ha cumplido 6 años absolutamente llenos de vida. Y de amor.
Dieciocho dosis de optimismo
Dieciocho de estas experiencias vitales, que han pasado por
los diferentes congresos de Lo Que De
Verdad Importa desde su nacimiento, han tomado ahora forma de libro precisamente
para poder llevar esos valores universales más allá de los congresos y de los
jóvenes; esto es, a toda la sociedad. El objetivo, sacudir conciencias y obligarnos,
siquiera un poco, a replantearnos nuestra propia escala de valores. Un libro que
he tenido el privilegio de escribir para la Fundación LQDVI y que está predestinado a hacer mucho bien.
“Lo que de verdad importa son los sueños; si crees en los
sueños, ellos se crearán”, nos dice Albert
Espinosa, que vivió desde los 14 a los 24 años en un hospital para niños
con cáncer; allí aprendió a ser feliz a pesar del durísimo tratamiento, de su
pierna amputada y de su inocencia prematuramente perdida. Bernard Offen sobrevivió a cinco campos de concentración cuando era
niño; siete décadas después quiere que no olvidemos aquel horror y nos enseña
que valorar a todas las personas, próximas o lejanas, es la única forma de no
repetir los mismos errores. Bertín
Osborne reconoce que el día que nació su hijo Kike, con una grave lesión cerebral, fue el más duro de su vida;
pero, a partir de ahí, nunca se ha sentido tan feliz ni tan digno: “ahora me
puedo mirar al espejo y sentirme orgulloso de lo que veo”.
Bosco
Gutiérrez Cortina aprendió, a lo largo de los 257 días de su secuestro, que
nunca estuvo solo; junto a él permanecieron siempre su familia y su
inquebrantable fe, que le permitieron mantener la cordura. El rapero Haze, en cambio, sucumbió a las malas
compañías tratando de huir de la pobreza que le tocó en suerte; hoy, triunfador,
dedica gran parte de su vida a llevar un poco de esperanza a los marginados. Como
Shane O’Doherty, que fue el primer
terrorista del IRA en pedir perdón a sus víctimas y la disolución a sus
compañeros, y ahora cuida a los indigentes de Dublín. Irene Villa y su sonrisa nos enseñan que sí, que “se puede”; y que
hay que mirar hacia delante, siempre, sin excusas. Como Jorge Font, parapléjico y ocho veces campeón del mundo de esquí
acuático. Como la cantante Miriam Fernández,
nacida con lesión cerebral, y ganadora del concurso ‘Tú sí que vales’; o el
emprendedor Pau Garcia-Milà, que con
apenas 18 años venció a los gigantes informáticos de Silicon Valley.
O como Kyle Maynard,
a quien nacer sin brazos ni piernas no le impide atarse los cordones, ser campeón de lucha
libre contra personas ‘enteras’, teclear 50 palabras por minuto en el ordenador
o subir al Kilimanjaro sin ayuda. Nando
Parrado también salió por su propio pie de su tumba de roca y hielo en los
Andes, empujado por una férrea voluntad y el único deseo de vivir para poder
abrazar a su padre. Jaume Sanllorente
y Paco Moreno dejaron una vida
cómoda y exitosa en España para vivir por y con los más necesitados, los
desheredados del mundo, en los barrios de chabolas de Bombay o en la región más
desértica de Etiopía. La lucha de Pablo
Pineda, en cambio, está aquí: su permanente reivindicación de ser tratado
como una persona normal (“¿De qué me sirve ser el primer síndrome de Down
licenciado de Europa si no me dan trabajo?”).
Para William Rodriguez, lo que de verdad importa es hacer lo moralmente
correcto, aunque esté en juego tu propia vida; lo demostró en las Torres
Gemelas, salvando a decenas de personas mientras desafiaba a su propia muerte. Para
Toni Nadal, es poner toda tu ilusión
en lo que haces y estar contento con lo que te ha tocado vivir. Y para Marimar García, tetrapléjica,
periodista y vitalista empedernida es disfrutar la vida y regalar tu sonrisa a
los demás.
Estos son los valores que contiene este libro único y
necesario (y que va camino de su 4ª edición). Único por sus protagonistas extraordinarios, reunidos por primera
vez todos juntos entre dos solapas; y único por su cuidado formato, editado con
mimo por Lunwerg, prologado por el
mismísimo Rafa Nadal y repleto de vibrantes
fotografías, muchas de ellas inéditas (cedidas por los propios protagonistas o realizadas
por el fotógrafo Daniel Losada, que
ha sabido retratar maravillosamente la belleza exterior y el espíritu más
íntimo de cada uno de ellos).
Y necesario porque es un verdadero chute de optimismo,
esperanza y agitación interior, en dieciocho generosas dosis directas al
corazón. Dieciocho conmovedoras lecciones de vida que nos van a obligar a
reflexionar y nos van a ayudar a descubrir lo que de verdad importa. Un
maravilloso regalo, para hacerse y para hacer, que puede cambiar más de una
vida.
La tuya, por ejemplo.
Chapeau!
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