No me
juzgues.
Porque no
tienes ni idea.
No sabes
nada de mí.
Quién soy,
cómo soy
Lo que
pienso, lo que creo
Lo que
siento.
No me
juzgues por lo que ves
Porque no
ves lo que llevo dentro.
No me
juzgues.
Porque no sabes
nada de mí.
No conoces
mis causas
Mis anhelos,
Mis batallas
o mis desvelos.
No sabes
cuánto quiero
Ni cuánto
amo ni cuánto entrego.
No sabes en
qué creo
Ni qué poco
me importan
Todas esas
cosas
Que forjan
tus deseos
No me
juzgues.
Porque no
tienes ni idea.
No sabes por
qué estoy herido
Ni por qué,
de tiempo en tiempo,
Me siento
perdido.
No me
juzgues por no tener
Lo que en
realidad no quiero.
Lo que a ti
te pierde
Quizá no
forme parte de mi juego.
No me
juzgues
Por aquello
en lo que creo.
No
cuestiones mi fe
Ni mis firmes
valores
Ni mi férrea
lealtad
A lo que me mantiene
en pie.
No te burles
De lo que
eres incapaz de apreciar
No
menosprecies aquello
Que, desde
tu necia ceguera,
Nunca podrás
entender,
Valorar o
alcanzar.
No me
juzgues
Por mis
fracasos,
Por mis caídas,
por mis miedos.
Porque no
sabes lo que aprendí
De cada uno
de ellos.
No me
juzgues
Por mi
apariencia
Sin
adentrarte en mi interior
Si no sabes
de qué me río
O por qué
lloro
Qué me
conmueve hasta el delirio
O qué me
estremece hasta el dolor.
No me juzgues
Según tu
criterio
De lo que es
malo o bueno
Porque yo no
soy tú
Ni pretendo
serlo.
No me
juzgues
Por cómo
visto, por cómo hablo
Porque sea
lento o incapaz
Por no ser un
ser perfecto.
No me
juzgues
Por mi
discapacidad
Si no sabes
valorar mi esfuerzo.
No me
juzgues
Por los
zapatos que calzo
-gastados,
ajados, cansados-
Hasta
calzarlos tú mismo.
Hasta que
sientas el dolor en tus pies
Al recorrer
mi camino.
No me
juzgues
Si mi forma
de amar es diferente
O si añoro
la soledad
O si
prefiero el pasado
A lo que
vendrá.
No me
juzgues
Por mis callados
silencios
Ni
cuestiones mi verdad
Solo porque
no es la tuya.
No me
juzgues
Si no pido más
y más
Y elijo ser
feliz
Con lo que
tengo.
No me
juzgues
Por mis
carencias.
No me vejes
si soy torpe,
Quizá no tenga
tu destreza.
No me
desprecies por mis dudas
Quizá no
tenga tus certezas.
No me
juzgues.
No poses en
mí
Tu mirada
torcida
Ni me midas
con tu medida.
Porque yo no
soy tú
Ni mi vida
es tu vida.
No me
juzgues
Desde tu
atalaya moral.
Desde esa
torre de marfil
Tan baja,
tan vana, tan frágil
Que se
sostiene en mí.
Desde esa
falsa superioridad
Que oculta
tus complejos.
Tan endeble,
tan insegura
Que por no
mirarse en tu espejo
Tiene que
reflejarse en mí.
No me
juzgues.
Porque nunca
serás justo,
Ni certero ni
honesto.
Ni tienes
por qué hacerlo.
Porque no sabes
nada de mí
Quién soy,
cómo soy
Lo que
pienso, lo que creo.
Lo que
siento.
No me
juzgues.
No pierdas
tu tiempo conmigo.
Sigue tu torvo
camino
Y olvida que
una vez existí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario